Hoy la Iglesia celebra la canonización de siete nuevos santos, entre ellos el Papa San Pablo VI y San Óscar Romero, el Arzobispo salvadoreño que fue asesinado por militares mientras celebraba Misa en 1980.
El arzobispo Romero es venerado como una voz para los pobres, los que no tienen poder y los marginados, las mismas personas con las que Jesús vivió y se acercó, como nos recuerda continuamente el Papa Francisco. Es una inspiración para los frailes franciscanos conventuales que trabajan en América Central, a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, y para aquellos que han venido a Estados Unidos en busca de libertad y una vida mejor para sus familias.
Pidamos ahora la intercesión de San Óscar mientras oramos por la gracia y el coraje de seguir a Jesús en los pasos de San Francisco, el Hombrecito Pobre de Asís que se esforzó por vivir plenamente la Vida del Evangelio.
Cada uno de ustedes tiene que ser el micrófono de Dios. Cada uno de vosotros tiene que ser un mensajero, un profeta. La iglesia siempre existirá mientras haya alguien que haya sido bautizado… ¿Dónde está tu bautismo? Vosotros sois bautizados en vuestras profesiones, en los campos de los trabajadores, en el mercado. Donde hay alguien que ha sido bautizado, allí está la iglesia. Hay un profeta allí. No ocultemos el talento que Dios nos dio el día de nuestro bautismo y vivamos de verdad la belleza y la responsabilidad de ser un pueblo profético.
San Óscar Romero
1917-1980