El viaje de vida de Fray Ray Mallet es un testimonio de su fe profundamente arraigada, su dedicación a la educación y su compromiso inquebrantable de servir a los demás. Nacido en 1949 y criado en Toledo, Ohio, Fray Ray creció en un hogar donde las tradiciones luterana y católica se entrelazaban, fomentando un rico ambiente espiritual. Sus años de formación los pasó en la Catedral Reina del Santísimo Rosario, donde recibió su educación inicial y se nutrió de su fe católica.
Fue durante su estancia en Central Catholic High School que Fray Ray conoció a los Frailes Franciscanos Conventuales, cuyas vidas y enseñanzas ejemplares dejaron una huella indeleble en él. Inspirado por su compromiso con el servicio y el aprendizaje, Fray Ray tomó la decisión de unirse a los Frailes después de su graduación en 1967, embarcándose en un viaje de fe y autodescubrimiento a la edad de 17 años.
Las actividades educativas de Friar Ray lo llevaron a la Universidad de St. Louis, donde obtuvo su licenciatura en Psicología en 1971, sentando las bases para su futuro ministerio. Después de su noviciado en Angola, IN, continuó sus estudios de teología, siendo finalmente ordenado diácono en 1975 y sacerdote el 20 de marzo de 1976.
La trayectoria de los 45 años de ministerio sacerdotal de Fray Ray refleja sus diversas experiencias y su inquebrantable dedicación. El primer tercio de su ministerio lo dedicó a la educación secundaria, abarcando la enseñanza, el entrenamiento y la administración escolar. En el tercio siguiente, sirvió como pastor en varios lugares, incluidos Valley Station, KY; Reno, Nevada; Hermosa Beach, California; Aberdeen, Escocia; y Carey, OH.
El último tercio del ministerio de Fray Ray estuvo marcado por experiencias transformadoras como misionero en Honduras, Escocia y Vietnam. Estas experiencias moldearon profundamente su visión de la vida, reforzando los valores duraderos de fe, esperanza y amor que se encuentran entre los más pobres entre los pobres.
Ahora, a sus 71 años, Fray Ray reside en Angola, IN, y espera ansiosamente su regreso a Vietnam para continuar su obra misional. Su dedicación a enseñar inglés a estudiantes en Vietnam refleja su compromiso continuo de servir a los demás y difundir el mensaje del amor de Dios.
A lo largo de su viaje, Fray Ray reconoce las bendiciones que ha recibido y expresa gratitud por el apoyo a la misión de los Frailes. Su fe inquebrantable y su servicio incansable son un testimonio del poder transformador del amor y la compasión en el mundo.