
Ubicado en El Paso, Texas, el Centro de Refugiados de la Sagrada Familia es un faro de esperanza y compasión que ofrece refugio a inmigrantes legales que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México. Dirigido por los Frailes Franciscanos Conventuales de la Provincia de Nuestra Señora de la Consolación, el centro se dedica a brindar un espacio seguro y acogedor para personas y familias que huyen de la persecución, la violencia y las dificultades extremas en sus países de origen. Aquí, los refugiados encuentran no solo refugio y necesidades básicas, sino también una comunidad que los acoge con los brazos abiertos y un espíritu de solidaridad.
Un llamado a servir
El Centro de Refugiados de la Sagrada Familia se fundó con un profundo llamado a vivir el evangelio a través del servicio. El padre Jarek, un fraile franciscano conventual de Polonia, supervisa el ministerio del centro. Después de servir en misiones en África, Sudamérica y Europa, el padre Jarek se sintió atraído por la frontera entre Estados Unidos y México, donde vio la urgente necesidad de compasión y apoyo para los refugiados. Su misión comenzó con la sencilla pero profunda tarea de preparar y entregar alimentos a los refugiados durante la pandemia de COVID-19, incluso cuando no podía verlos en persona.
Con el tiempo, este ministerio evolucionó. Con la ayuda de Rubén García, de Annunciation House, y muchos voluntarios, el Centro de Refugiados de la Sagrada Familia abrió sus puertas para recibir a refugiados que buscaban entrar legalmente a los Estados Unidos. Como explica el padre Jarek, este trabajo no se trata solo de satisfacer las necesidades físicas, sino de responder al llamado de Dios de estar presente con los vulnerables, tal como San Francisco fue llamado a cuidar de los leprosos.
Apoyando su viaje
La misión del Centro de Refugiados de la Sagrada Familia es ofrecer seguridad y dignidad a los refugiados, proporcionándoles necesidades básicas como alojamiento, comida, ropa y transporte. En el centro se dan la bienvenida a los refugiados legales que han sido procesados por las autoridades de inmigración de los EE. UU. Entre estos refugiados, a menudo se incluyen familias, mujeres embarazadas, personas perseguidas por su género o sexualidad y otras personas que huyen de la violencia extrema o la pobreza.
Los voluntarios y el personal trabajan incansablemente para garantizar que cada persona que entra por las puertas del centro se sienta apoyada y respetada. Desde ayudar a los refugiados a conseguir los arreglos de viaje para reencontrarse con sus seres queridos en todo el país hasta ofrecer una comida caliente y una cama, el Centro de Refugiados de la Sagrada Familia se esfuerza por encarnar el espíritu de amor y cuidado. Como explica el padre Jarek: “Vivimos el capítulo 25 de Mateo todos los días: damos la bienvenida a los hambrientos, los sedientos y los extranjeros”.
Testimonios de voluntarios
Escuche la historia de voluntariado de Elisa
En este conmovedor video, la voluntaria Elisa Aguilar comparte su recorrido de fe y servicio en el Centro de Refugiados de la Sagrada Familia, donde recibe a los migrantes con compasión y dignidad. Escuche sus poderosas historias de resiliencia, esperanza y las profundas conexiones que se forman a través de su trabajo. Mírelo para inspirarse con el coraje de aquellos a quienes sirve y el impacto de este ministerio.
María comparte su historia de voluntariado
Un lugar de sanación y esperanza
El Centro de Refugiados de la Sagrada Familia es más que un refugio; es una comunidad. Quienes llegan a sus puertas a menudo llegan sin nada, pues han sido robados o extorsionados a lo largo de su viaje. Muchos han pasado años de penurias, viajando por territorios peligrosos como el Tapón del Darién. A pesar del trauma que han enfrentado, los refugiados de la Sagrada Familia a menudo muestran una fortaleza, fe y resiliencia notables. Sus historias conmueven los corazones de todos los que los conocen, recordándonos la profunda humanidad que todos compartimos.
El trabajo del centro no está exento de desafíos, ya que las leyes y los procesos de inmigración cambian constantemente. Sin embargo, el enfoque sigue siendo brindar atención inmediata: acoger a los refugiados, garantizar que tengan un lugar seguro donde descansar y ayudarlos a realizar la transición a la siguiente etapa de su viaje. El espíritu de solidaridad es fuerte e incluso entre los propios refugiados hay actos de generosidad y bondad, como familias que unen sus limitados recursos para ayudar a otros a comprar boletos de autobús para sus destinos.
Únase a nosotros en esta misión
El Centro de Refugiados de la Sagrada Familia es un testimonio del poder de la comunidad, la fe y el amor en acción. El centro prospera gracias a la dedicación de sus voluntarios, que no solo dan de lo que les sobra, sino de todo corazón. Como dijo una vez San Juan Pablo II, la verdadera generosidad proviene de dar de lo que uno tiene, no solo de lo que sobra. En la Sagrada Familia, esto se vive todos los días.
Te invitamos a ser parte de esta misión de compasión. Tu apoyo hace la diferencia. Juntos, podemos seguir recibiendo a los refugiados con la dignidad y el cuidado que merecen, encarnando el llamado del Evangelio a amar y servir al extranjero entre nosotros.
En el Centro de Refugiados Holy Family, cada acto de bondad nos acerca a la construcción de un mundo donde todas las personas, independientemente de su procedencia, puedan encontrar seguridad, esperanza y un nuevo comienzo.