Encontrando consuelo y esperanza en la promesa de la eternidad

El Credo de Nicea es una declaración profunda de nuestra fe compartida, que une siglos y une a la Iglesia universal (católica). Al reflexionar sobre su afirmación final —“Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”—, se nos invita a contemplar la esperanza y el consuelo que trae esta promesa. Esta proclamación, arraigada en la obra de la creación, el misterio de la Encarnación y el poder vivificante del Espíritu Santo, nos señala nuestro destino final en el abrazo eterno de Dios. Únase a nosotros para explorar la pregunta: ¿Cómo obtiene usted consuelo y esperanza de esta última afirmación del Credo de Nicea? A través de esta reflexión, profundizamos nuestra comprensión del poder perdurable de la fe para inspirarnos y sostenernos.

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