
San Francisco de Asís nos ayuda a ver que una ecología integral… nos lleva al corazón de lo que significa ser humano. Así como sucede cuando nos enamoramos de alguien, cada vez que él miraba el sol, la luna o al animal más pequeño, rompía a cantar, atrayendo a todas las demás criaturas a su alabanza.
—Papa Francisco, Laudato Si', no. 11
Hace diez años, cuando leí por primera vez las palabras anteriores, el Papa Francisco acababa de publicar su carta encíclica, Laudato Si'Lloré. Me llegó al corazón y confirmó lo que siempre ha sido parte de nuestra espiritualidad franciscana. Nuestro Papa jesuita, llamado Francisco, incorporó la Cántico del Hermano Sol en la enseñanza oficial de la Iglesia. Es como si la canción y el poema umbros, compuestos hace 800 años por el pobre de Asís, estuvieran escritos para nosotros hoy.
En su carta, el Papa Francisco advierte que “si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, y si no logramos hablar el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestra actitud será la de amos, consumidores y explotadores despiadados, incapaces de poner límites a nuestras necesidades inmediatas”.Laudato Si', nº 11) Como podemos ver, este camino nos conduce al desastre ambiental.
Sin embargo, el Santo Padre afirma que podemos poner límites, experimentar una "conversión ecológica" y cambiar nuestra relación con la Madre Tierra. «Pequeños pero fuertes en el amor de Dios, como san Francisco de Asís, todos nosotros, como cristianos, estamos llamados a velar y proteger el frágil mundo en el que vivimos y a todos sus pueblos». (La alegría del Evangelio, n.º 216)
En 2018 se estableció una Iniciativa Franciscana para el Cuidado de la Tierra como ministerio provincial para ayudar a implementar las enseñanzas de Laudato Si'Trabaja para apoyar tanto a los frailes como a quienes trabajan con nosotros. La Plataforma de Acción Laudato Si', desarrollada posteriormente por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, ayuda a establecer objetivos. Consideramos que este plan de acción es de gran ayuda para parroquias, escuelas y centros de retiro y formación.


Estos son sólo algunos ejemplos de los esfuerzos que realizan los frailes por cuidar la Tierra:
- Muchos de nuestros conventos y ministerios continúan instalando paneles solares mientras instituyen medidas de ahorro de energía para ayudar a frenar nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
- Han surgido comités Laudato Si' en diversos ámbitos ministeriales para brindar orientación y ayudar a establecer políticas ambientales.
- Varias de nuestras escuelas y parroquias en el área de Louisville están estableciendo jardines comunitarios y promoviendo la administración adecuada del agua y el suelo.
- Se ha establecido un programa de plantación de árboles en Mount Saint Francis, Indiana, junto con una donación anual de árboles en primavera y un “Domingo del cuidado de la Tierra” en otoño.
- Dos de nuestras casas de retiro han plantado prados mientras reducen el tamaño de sus jardines.
- Los comités parroquiales se están uniendo a redes diocesanas y otros grupos ecologistas para abogar por una legislación ambiental.
- Nuestros frailes en Centroamérica y en la frontera están atendiendo a los refugiados del cambio climático.
- Los programas de formación en la fe están incluyendo la alfabetización de la Tierra en sus planes de estudio para jóvenes y adultos.
- La Diócesis de Lexington está trabajando para convertirse en carbono neutral para el año 2030.
- Cada vez más frailes integran la conciencia ambiental en sus celebraciones litúrgicas y predicaciones.
- Algunos frailes participan en protestas públicas para pedir acciones gubernamentales en favor del clima.
Esto es solo el comienzo. Aún queda mucho por hacer. Un fraile compartió conmigo su interpretación de su voto de pobreza: «vivir con menos en lugar de lo mejor». Y otro fraile usa como lema: «Vivir con sencillez para que otros puedan vivir con sencillez». Laudato Si' nos llama a cuidar nuestra casa común: a ser misericordiosos y a caminar humildemente con nuestro Dios Creador (cf. Miqueas 6:8).