Hoy es la fiesta de San Buenaventura (1217-1274). Era un fraile franciscano que se convirtió en profesor en la Universidad de París (La Sorbona) antes de ser elegido Ministro general de la Orden Franciscana. Su trabajo en la organización de los Frailes en toda Europa y en las tierras de misión le ha valido la reputación de ser el “Segundo Fundador” de los Franciscanos.
Aunque es uno de los grandes eruditos, maestros y administradores franciscanos, sería un error olvidar que fue ante todo un fraile. Era un hijo devoto de San Francisco, lleno del espíritu de alegría y amor que tiene su fuente en el amor abrumador de Dios por cada uno de nosotros.
También fue un hombre de profunda oración. La siguiente oración a la Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, es una que todos debemos orar y compartir con los demás:
Señor Jesús, así como el Espíritu de Dios descendió y reposó sobre ti, que el mismo Espíritu descanse sobre nosotros, otorgando sus siete dones. Primero, concédenos el don del entendimiento, por el cual tus preceptos puedan iluminar nuestras mentes.
Segundo, concédenos consejo, por el cual podamos seguir tus pasos en el camino de la justicia.
Tercero, concédenos coraje, con el cual podamos protegernos de los ataques del Enemigo.
Cuarto, concédenos el conocimiento por el cual podamos distinguir el bien del mal.
Quinto, concédenos la piedad, por la cual podamos adquirir corazones compasivos.
Sexto, concédenos el temor, por el cual podamos apartarnos del mal y someternos al bien.
Séptimo, concédenos sabiduría, para que podamos saborear plenamente la dulzura vivificante de tu amor.