El hermano Tony Droll, OFM Conv., nació el 20 de mayo de 1937 en el seno de una sólida familia católica, siendo el tercero de cinco hijos. Formado desde niño en un ambiente profundamente franciscano, asistió a la escuela primaria con hermanas franciscanas y posteriormente ingresó en el Seminario Menor Mount St. Francis en 1951, donde recibió clases exclusivamente de sacerdotes franciscanos. Aunque se le animó a seguir el sacerdocio, se mantuvo firme en su vocación de hermano franciscano. Ingresó en el Noviciado de San Antonio en Angola, Indiana, e hizo sus primeros votos el 17 de julio de 1956.
Deseando servir como misionero en Rodesia del Norte, primero fue asignado a administrar la granja lechera del seminario recién adquirido en Chaska, Minnesota. Después de nueve años, llegó su tan esperado llamado misionero, y en abril de 1965 fue enviado a Zambia, país recién independizado. Asignado a una misión rural remota, pasó más de una década enseñando en la escuela franciscana y ayudando al pueblo lunda a desarrollar maneras sostenibles de mejorar sus vidas.
En 1977, estudió desarrollo integral en Irlanda. A su regreso, ayudó a responder a una crisis masiva de desnutrición cuando más de 10.000 refugiados huyeron de la guerra de Angola hacia Zambia. Colaborando con las Naciones Unidas, coordinó la ayuda alimentaria y lideró la construcción de cientos de estanques para peces como solución a largo plazo al hambre.
Poco después, fue llamado al ministerio de emergencia durante la guerra de Rodesia, ayudando a miles de estudiantes de secundaria desplazados. Ayudó a conseguir alimentos y suministros esenciales hasta el fin del conflicto en 1980, cuando pudo acompañar a los jóvenes de regreso sanos y salvos a su recién independizada patria, Zimbabue. Agotado física y espiritualmente, se tomó un año sabático en la Universidad de San Luis y completó estudios de verano en la Universidad de San Buenaventura, donde se formó en la formación franciscana. De regreso a Zambia, sirvió en la casa de formación, preparando a los postulantes para la vida franciscana.
Tras trece años, el hermano Tony se trasladó a Garneton, Kitwe, donde, junto con el padre Juniper Cummings, reconoció la urgente necesidad de educación de cientos de niños pobres de la aldea. Su visión condujo a la fundación de una escuela que, de ser un pequeño programa comunitario, se convirtió en una próspera institución de educación secundaria. Para 2021, la escuela educaba a más de 600 estudiantes, con 49 profesores capacitados y el apoyo de tres frailes franciscanos, continuando la misión que él ayudó a iniciar décadas atrás.


