por fr. David Lenz, OFM Conv.
El 19 de julio de 2017, doce hombres fueron investidos con el hábito franciscano en el Noviciado Franciscano Conventual en Arroyo Grande, California. Esta sencilla túnica, capa de hombro, capucha y cuerda alrededor de la cintura, como vestían todos los campesinos en la época de San Francisco, se convierte en su atuendo.
La palabra hábito proviene de una palabra latina hábito, para poner en una forma de vida. Así estos doce hombres inician su proceso de Noviciado, con una duración de un año y un día.
En 1220, el Papa Honorio III decretó que se estableciera un noviciado como período de discernimiento. Este cálculo de año y día impar proviene de la práctica medieval de reconocer a un siervo fugitivo como gratis si pudiera residir sin ser descubierto en una de las ciudades emergentes durante un año y un día. Si un novicio puede perseverar durante un año al día fuera de su antigua vida, también él se convierte en un hombre libre en una nueva vida espiritual.
Tuve el privilegio de dirigir a estas doce novicias en un retiro espiritual a partir del día siguiente a su investidura con el hábito franciscano. El pasaje de las Escrituras para el retiro fue la parábola del regreso del Hijo Pródigo como se relata en el Evangelio de Mateo. Al reflexionar sobre todos los personajes de esta parábola, el padre, el hijo mayor y el hijo pródigo, consideramos cómo podríamos vernos a nosotros mismos en todos los que se mencionan en la parábola.
Después de esta reflexión, se ofreció la oportunidad del Sacramento de la Reconciliación a todas las novicias. Así investidos del hábito sagrado y agraciados también por el Sacramento de la Reconciliación, los novicios comienzan este período de discernimiento bajo la dirección de Fray Joseph Wood y Fray Maurice Richard. Todos nosotros podemos ayudar a los directores ya los nuevos novicios con nuestras oraciones durante este año y un día de camino.