El Miércoles de Ceniza nos llama a orar, ayunar y dar limosna a los necesitados. Pero el propósito de esos actos importantes es cambiar nuestros corazones, abriéndolos a Dios y al más pequeño de sus hermanos y hermanas.

Aunque este año el Día de San Valentín cae el mismo día que el Miércoles de Ceniza, aún debemos observar el día con ayuno y abstinencia. El cardenal Joseph W. Tobin, arzobispo de Newark, es citado en un artículo reciente del New York Times que no ve ningún daño en marcar ambos días a la vez. La alegría y la obligación religiosa pueden y deben ir de la mano.

Cuando ayunéis, no os pongáis tristes como los hipócritas. Descuidan su apariencia, para que puedan parecer a los demás que están ayunando. Amén, os digo que han recibido su recompensa. Pero cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para que no parezcas que ayunas, sino a tu Padre que está escondido. Y tu Padre que ve lo oculto te lo pagará.

Mateo 6:16-18

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