El 5 de diciembre, tres misioneros asesinados en Perú por terroristas comunistas, los franciscanos conventuales polacos Zbigniew Strzałkowski y Michał Tomaszek y el sacerdote diocesano italiano Alessandro Dordi, serán beatificados.
Los tres misioneros fueron asesinados por guerrilleros de Sendero Luminoso por su defensa de los valores evangélicos y su trabajo con los pobres. Los franciscanos fueron asesinados en Pariacoto el 9 de agosto de 1991, el sacerdote italiano dos semanas después, el 25 de agosto, tras celebrar una misa en Vinzos, un pueblo del valle del río Santa.
En su mensaje enviado a la Agencia Fides, el obispo de Chimbote explicó que “en el lugar donde se realizará la beatificación hemos colocado esta expresión: 'Mártires de la fe y de la caridad, testigos de la esperanza'. Mártires de la fe, porque esto fue lo que les dio la fuerza para enfrentar la muerte inminente. Mártires de la caridad, porque dedicaron toda su vida a las comunidades rurales, con gente que vive en la pobreza y la marginación. Por eso, se convierten no sólo para nuestra diócesis, sino para toda la Iglesia del Perú, en testigos de esperanza”.
Dada la gran afluencia de fieles prevista, la beatificación se realizará en el Estadio de Chimbote, diócesis donde laboraron los tres mártires.
Aunque Sendero Luminoso convirtió a Perú en un país peligroso, muchos sacerdotes europeos optaron por convertirse en misioneros allí. Incluyeron a Strzałkowski (1958-1991) y Tomaszek (1960-1991), quienes ingresaron al seminario poco después de que su compatriota San Juan Pablo II fuera elegido Papa.
“Toda nuestra generación estuvo profundamente influenciada por este Papa y sus enseñanzas”, recordó el padre Zbigniew Swierczek, un franciscano de Cracovia, Polonia, que era amigo de los sacerdotes polacos en el seminario. “Procedían de familias donde la fe se trataba con seriedad, por lo que fueron testigos radicales de Cristo”.
Paradójicamente, tanto los misioneros como los terroristas tenían un objetivo común: empoderar a los pobres. Sin embargo, los misioneros vieron en el amor cristiano la solución a la desigualdad, mientras que los terroristas ateos optaron por el odio y el terror. Después de los martirios de 1991, Sendero Luminoso no logró atraer reclutas en la Diócesis de Chimbote. En la década de 1990, el gobierno peruano intensificó su represión contra la organización y muchos de los líderes de Sendero Luminoso fueron encarcelados.
Los mártires de Chimbote muestran que para que se alcance la verdadera justicia social, ésta sólo puede basarse en el amor cristiano, no en la reducción de la persona a categorías económicas.