El fraile Ken Bartsch, natural de Louisville, Kentucky, nació en 1948, siendo el mayor de diez hermanos criados por padres católicos. Le llena de alegría estar destinado cerca de su ciudad natal y de su familia, y valora enormemente la oportunidad de mantenerse conectado a sus raíces. Su vocación religiosa comenzó a temprana edad, al ingresar en el Convento de San Francisco de Mount Saint Francis un mes antes de cumplir catorce años.
En 1966, Fray Ken recibió el hábito franciscano, lo que significa su compromiso con el estilo de vida franciscano. Hizo votos simples en 1967 y votos solemnes en 1971, marcando hitos importantes en su camino espiritual. Su búsqueda de educación lo llevó a la Universidad de St. Louis y a la Unión Teológica de Washington, donde profundizó su comprensión de la teología y el ministerio.
En 1975, Fray Ken fue ordenado sacerdote en Carey, Ohio, y se embarcó en una misión de servicio y ministerio que duraría toda su vida. A lo largo de su estimada carrera, se desempeñó como pastor asociado en varias iglesias en los Estados Unidos y Australia. En particular, dedicó dieciséis años a retiros franciscanos en Prior Lake, MN, donde tocó las vidas de muchas personas con su guía espiritual y cuidado pastoral.
El ministerio de Fray Ken también se extendió al liderazgo pastoral, ya que se desempeñó como pastor de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, una iglesia católica afroamericana en Jennings, Luisiana. Además, ofreció su presencia compasiva como capellán del hospital de la Universidad de Fairview en Minneapolis y del hospital de VA en Louisville durante catorce años, brindando consuelo y apoyo a los necesitados.
Más allá de sus deberes pastorales, Fray Ken es un ávido escritor y ha mantenido una blog de homilía Durante más de diez años, ha compartido sus reflexiones y puntos de vista con la comunidad en línea, así como sus aficiones: fotografía, billar, lectura, teología, historia y filosofía. Encuentra satisfacción en el voluntariado en la Oficina Provincial de Promoción de la Misión, colaborando en parroquias locales y oficiando servicios funerarios para católicos en una funeraria local.
El fraile Ken sigue comprometido con el ejercicio diario y continúa sirviendo con celo y dedicación en sus ministerios de jubilación. Con un corazón lleno de amor y un espíritu generoso, espera contribuir al bienestar de los demás durante muchos años más.



















