Inspirado por las palabras de Jesús: “Estuve en la cárcel y me visitasteis”. (Mc 25,35), nuestros hermanos buscan llevar la misericordia de Dios, la luz del Evangelio y la esperanza a los encarcelados.
En la creencia de que cada persona está hecha a imagen de Dios y que ninguna vida está fuera de su alcance, nuestros frailes ministran en las cárceles para visitar a aquellos que a menudo están solos y olvidados. Su objetivo final es estar con ellos y ayudarlos a devolverlos a una vida más significativa.
Debemos recordar que el mismo San Francisco fue prisionero durante la guerra entre Asís y Perugia. Estuvo preso durante casi un año mientras esperaba su liberación. Su experiencia afectó profundamente la forma en que veía a los encarcelados y la importancia de comprenderlos y ministrarlos.
Nuestra Provincia también tiene una rica historia en cuanto a la pastoral penitenciaria, una tradición creada en su historia más temprana. El segundo Ministro provincial de la Provincia, fr. Pescado Aloys, OFM Conv. (1869-1939), actuó como capellán de una prisión estatal durante diecisiete años y fue autor de muchas leyes sobre la reforma penitenciaria. Ayudó a fomentar los inicios del sistema de libertad condicional, introdujo las escuelas penitenciarias y defendió el uso de sentencias indeterminadas.
Muchos de nuestros frailes han tenido experiencia trabajando en prisiones o ministrando en prisiones en los Estados Unidos. Nuestro actual Ministro provincial, fray Wayne Hellmann, OFM Conv., pasó un tiempo enseñando en las cárceles para preparar mejor a quienes se reincorporarán a la sociedad. Fray Don Basana OFM Conv. fue Director Nacional del Ministerio de Prisiones en Maryville, IL, donde ayudó a facilitar la correspondencia de más de 263 prisiones mientras era Director allí. El padre Keith O'Neil se desempeña como ministro de prisiones en Jessup, GA, donde ha estado durante más de dos décadas. Fray Jarek Wysoczanski OFM Conv., ministra a los presos de habla hispana en El Paso, TX.
El ministerio de prisiones existe para servir a los que están en prisión, a los que trabajan en las cárceles ya todos los afectados por el crimen y el encarcelamiento. La idea es ver vidas y comunidades restauradas dentro y fuera de la prisión, una vida transformada a la vez. Debemos recordar mantener nuestro ojo en aquellos en los márgenes de la sociedad y las palabras de Jesús,
“Todo lo que hicisteis por el más pequeño de mis hermanos, lo hicisteis por Mí”. (Marcos 25:45)