
Cuando San Francisco se acercaba a su muerte, dictó una TestamentoSu última instrucción a los hermanos que estaba a punto de dejar. Comienza recomendando tres elementos básicos de su propia conversión:
“Y el Señor mismo me condujo entre los leprosos y les mostré misericordia…Y después el señor me dio hermanosNadie me lo mostró
lo que tenía que hacer, pero el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según el modelo de el Evangelio."
San Francisco identifica tres elementos fundamentales que lo cimentaron en su continua conversión: la misericordia, la fraternidad y el Evangelio. La misericordia ablandó y liberó su corazón para abrazar la fraternidad universal con todos sus hermanos y hermanas. En ella viven la vida evangélica de Nuestro Señor Jesucristo. Estos mismos tres elementos caracterizaron el mandato del Papa Francisco como Obispo de Roma.
Merced: Al comienzo de su ministerio petrino, el papa Francisco recordó las palabras iniciales del papa Juan XXIII en el Concilio Vaticano II: «Se necesita la medicina de la misericordia, no las armas de la severidad». Por ello, el papa Francisco convocó inmediatamente a un Año Santo Extraordinario de la Misericordia. Declaró que la misericordia es el latido del Evangelio y que primero debemos «abrir los ojos y ver la miseria del mundo». Cuando derribamos las barreras de nuestra propia indiferencia despiadada ante el sufrimiento ajeno, su clamor se convierte en el nuestro.
Evangelio: La alegría del evangelio
A partir de aquella proclamación del Año Santo de la Misericordia en 2013, ofreció inmediatamente el primero de los tres pilares de su enseñanza oficial como Papa, su Exhortación Apostólica: La alegría del evangelio.
Esta Exhortación nos llama a vivir la buena vida del Evangelio. La vida evangélica es una vida de misión. Todos somos bautizados en la misión que Cristo recibió de su Padre: proclamar el Reino de Dios. La misión evangélica nos impulsa, más allá de nosotros mismos, al mundo. Explica que el Evangelio tiene una doble misión: para proteger el frágil mundo en el que vivimos, y para proteger a todos sus pueblosEl Papa Francisco apela a San Francisco: “…como San Francisco de Asís, todos nosotros, como cristianos, estamos llamados a velar y proteger el frágil mundo en el que vivimos y a todos sus pueblos”.
Fraternidad: Laudato Si' y Fratelli tutti
San Francisco tuvo muchos hermanos y hermanas. Primero, estaban aquellos con quienes compartía el mismo Creador, y luego estaban también aquellos con quienes compartía la misma imagen de Dios.
Laudato Si' (Alabado seas, mi Señor)Publicada en 2015, esta encíclica aborda la primera misión del Evangelio: proteger el frágil mundo en el que vivimos. El mensaje de esta encíclica se centra en... Cántico de las criaturas compuesta por un San Francisco enfermo y moribundo: “Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas”.
El Papa Francisco nos insta a escuchar el clamor de la tierra, nuestra casa común. Da el tono con su primera referencia a San Francisco de Asís: San Francisco de Asís nos recuerda que nuestra casa común es como una hermana con quien compartimos nuestra vida y una hermosa madre que nos acoge con los brazos abiertos.
Fratelli tutti (Todos hermanos y hermanas), Escrita en 2020, esta encíclica aborda el segundo aspecto de la misión evangélica: velar y proteger a los pueblos de la tierra. El papa Francisco incluso firmó esta encíclica en la tumba de san Francisco en Asís, lo que motivó a nuestros Ministros Generales de la Primera Orden a recordarnos que debemos tomar en serio esta carta y valorarla como proveniente de san Francisco a través del papa Francisco.
La importancia del Buen Samaritano es clara: al amor no le importa si un hermano o hermana necesitado proviene de un lugar u otro. En este sentido, escribe que la fraternidad debe ser local para mantenernos firmes, pero también global, para evitar la estrechez de miras. Añade: «Una mayor fraternidad se alcanza cuando defendemos principios elevados y pensamos en el bien común a largo plazo», es decir, no simplemente priorizamos nuestros propios intereses y necesidades personales o nacionales inmediatos.
Los gemelos: Ahora ambos descansan en sencillos ataúdes de madera, ambos identificados por una palabra: FranciscoAunque vivieron con más de ocho siglos de diferencia y en épocas radicalmente diferentes, estos santos hombres compartieron el mismo espíritu y la misma alegría del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.