por el padre David Lenz, OFM Conv.
El 1 de noviembre la Iglesia ha celebrado tradicionalmente la Fiesta de Todos los Santos. Esta es una oportunidad para que nos conectemos con nuestros amados santos amigos fallecidos y celebremos su gloriosa relación con Dios.
Muchos de nosotros tenemos un santo favorito con el que nos hemos conectado durante toda la vida. Mis hermanos franciscanos me han enseñado durante mucho tiempo y han modelado su amor por los santos. Recuerdo Padre El amor de Juniper Cummings por San Antonio y como escribio su disertación sobre San Antonio cuando estudiaba en el seminario. Ciertamente no puedo dejar de mencionar al P. El amor y el devoto estudio de Wayne Hellman sobre San Buenaventura. Ambos hombres fueron ejemplos para todos los frailes de la importancia de construir y nutrir una relación con un santo.
Mi propio 'santo-amigo' es el Fray Padre Pio. Exhorto a nuestros nuevos novicios cada año a familiarizarse con un santo y fomentar una amistad mediante la oración y la lectura tanto como sea posible con su 'santo-amigo'.
Mientras celebramos la Fiesta de Todos los Santos, es bueno que recordemos a nuestro santo favorito y leamos un poco sobre él o ella.
Un fraile que tenía una gran devoción a San Antonio de Padua describió su devoción de esta manera. Dijo que tenía el pequeño anillo de bodas de su difunta madre, que usaba para recordar su presencia. De ahí pasó a describir su devoción por las reliquias de San Antonio, que le recuerdan al Santo y nutren su amistad con él.
Que Dios te conceda paz, consuelo y libertad de la ansiedad al recordar y reafirmar tu relación con tu Santo especial.
“Amén, amén, les digo, a menos que un grano de trigo caiga en tierra y muera, queda solo un grano de trigo; pero si muere, da mucho fruto.” (Juan 12:24)