¿Debo permanecer o debo ir?
Tomarse el tiempo para discernir: cuando lo que es correcto y lo que es fácil no se alinean
Por Fray Charles McCarthy, OFM Conv.
En “Segunda parte: Un tiempo para elegir”, en Soñemos, el Papa Francisco enfatiza nuestra necesidad de discernir y comprender la realidad en la que uno
vidas antes de decidirse a actuar. Pablo escribe: “Lo que hago, no lo entiendo. Porque no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” (Romanos 7:15). Paul vadea a través del enigma del juicio correcto hacia la acción correcta ("actuar concretamente para sanar y reparar"), debemos decidir reflexivamente.
“¿Debería quedarme o debería irme”, se lamentan Jones, Michael Geoffrey y Mellor John en The Clash. “Si me voy, habrá problemas, y si me quedo, será el doble…” pidiendo a “otro” que tome la decisión. Como aconseja Francisco, la respuesta debe venir desde adentro, o nos quedamos en el “pecado” (“caminos que no conducen a ninguna parte o hacia atrás”, en una “conciencia aislada”).
El Papa Francisco nos anima:
“Entre el primer paso, que es acercarse y dejarse impactar por lo que se ve, y el tercer paso, que es actuar concretamente para sanar y reparar, hay un estado intermedio esencial: discernir y elegir. Un tiempo de prueba [distingue] los caminos del bien que conducen al futuro de otros caminos que no conducen a ninguna parte o hacia atrás. Con claridad, podemos elegir mejor el primero”. (Déjanos Soñar p.52)
¿Qué sucede cuando uno es dibujado por dos valores iguales? ¿Debo permanecer o debo ir? Sin tomar en serio la responsabilidad (responder hábilmente) de una necesidad, uno ve que nadie más la está asumiendo. También se convierte en una cuestión de “obediencia” o llamado.
Sirvo en un ministerio en ciernes entre los pueblos nativos de Albuquerque. Con el impacto de COVID, el ministerio ha ido a conexiones remotas y al USPS. Simultáneamente, un fraile párroco de una parroquia atendida por los frailes desde 1910 en Louisville se contagió de COVID y no pudo continuar con su ministerio. Conozco la comunidad allí. Estoy comprometido con la comunidad aquí. Conoces la pequeña broma de Jesús de "son como ovejas sin pastor". La compasión de llenar el vacío, de ir a Louisville, “por un tiempo”, era fuerte. Pero tampoco quiero irme de Albuquerque.
"¡Aquí estoy!" brotó! Y escuché. Ahora, estoy haciendo la “locura” de servir a la Iglesia en diferentes lugares y culturas: algunas semanas aquí, algunas semanas allá, pero en contacto con ambos ministerios todos los días. La capacidad de hacer esto proviene de ver, discernir y luego responder.