El distinguido viaje de Fray Keith comenzó como párroco en Saint Anthony's en Lorraine, OH, antes de hacer una rápida transición para servir en la Escuela Secundaria Católica Central de Toledo en Toledo, OH, donde contribuyó notablemente como entrenador de ajedrez y acompañante de banda. Su mandato en Bellarmine College en Louisville, KY, estuvo marcado por su papel como Director de Vivienda, lo que le brindó una visión única de la vida estudiantil.
Sus años más preciados los pasó en la parroquia de Holy Cross en Lansing, MI, donde abrazó el motociclismo y se embarcó en una carrera pionera como capellán de cruceros. Esta empresa comenzó en 1971, tras una respuesta oportunista a un anuncio en el boletín informativo de Friar, lo que le llevó a décadas de servicio que lo distinguieron como el capellán de cruceros con más experiencia entre las líneas de barcos estadounidenses hasta que la pandemia de 2020 limitó este servicio.
Además de su ministerio marítimo, Fray Keith dedicó tres años a la Iglesia de San Antonio en Lorraine, OH. Apreciaba su tiempo como guía turístico en la Basílica de San Francisco en Asís, Italia, donde dejó una huella imborrable en los visitantes con sus recorridos únicos y memorables.
Su servicio se extendió a Jesup, GA, y posteriormente a un importante mandato de 11 años como capellán auxiliar en Fort Stewart en Hinesville, GA, donde sus esfuerzos durante la Operación Tormenta del Desierto le valieron elogios. Su espíritu aventurero lo llevó a vivir experiencias tanto con el Ejército como con la Armada, incluidos momentos memorables al mando de un tanque de batalla y simulando la operación de un submarino.
Después de su servicio militar, Fray Keith pasó a ser capellanía dentro de la Oficina Federal de Prisiones, lo que culminó en un mandato reflexivo en FCI Talladega y más tarde en FCI Jesup, donde su comportamiento tranquilo contribuyó a un mandato libre de disturbios y a un impacto significativo en la comunidad penitenciaria.