
Por el obispo John Stowe, OFM Conv.
Cada Año Jubilar es una celebración de la misericordia de Dios que se extiende a lo largo de un año calendario. La misericordia de Dios es constante y siempre disponible, pero no somos siempre conscientes de ella. La Iglesia, a través de los sacramentos y sacramentales, tiene una variedad de maneras de invitarnos a acercarnos a Dios y a experimentar su amor misericordioso para que, a nuestra vez, seamos misericordiosos y amorosos con los demás.
También es común que un Año Jubilar enfatice un tema particular dentro de la celebración de la misericordia de Dios, y el Papa Francisco ha elegido la virtud de la esperanza como tema para 2025. Nadie necesita que se le recuerden las amenazas a la esperanza en nuestro mundo actual, desde el miedo a la guerra nuclear hasta la amenaza de una catástrofe ecológica global, así como los innumerables desafíos a nuestra serenidad en una escala menor. El Papa continúa reflexionando sobre las lecciones de la pandemia de COVID-19 y espera que la humanidad aprenda de las oportunidades perdidas de mayor solidaridad y fraternidad que nos ofreció la amenaza del virus. En cambio, muchas personas permanecen en el aislamiento que fue característico de la pandemia, y nuestro mundo parece aún más polarizado que antes. Los cristianos siempre estamos llamados a ser un pueblo de esperanza, y el tema de este Año Jubilar es también la expresión del Papa de su sueño de un mundo en el que todas las personas y toda la creación reconozcan su interconexión.
El Jubileo es una ocasión típica de peregrinación, un camino de fe. Tradicionalmente, los peregrinos viajaban para pasar por la Puerta del Jubileo en la Basílica de San Pedro, abierta sólo durante estos años especiales. Pero el Papa Francisco quiere hacer aún más accesible la misericordia y la esperanza celebrada e incluso planea abrir una Puerta del Jubileo en una prisión, invitando a todos a travesar un umbral hacia el abrazo de Dios.
El propio Francisco ha estado guiando a la Iglesia universal en otro tipo de peregrinación durante tres años: el proceso trienal del Sínodo sobre la sinodalidad. Aunque las principales sesiones del Sínodo se celebraron en octubre del 2023 y 2024, el Sínodo tuvo más que ver con una renovación en la peregrinación de todo el pueblo de Dios mientras caminamos juntos hacia el Reino de Dios. El significado literal de la palabra Sínodo, se nos ha recordado, es "caminar juntos por el camino". El Sínodo está modelando una forma antigua y nueva de ser la Iglesia, a través de los procesos de escuchar y de discernir que cada vez son más inclusivas. La voluntad del Obispo de Roma y del colegio de obispos de escuchar las voces de todo el pueblo de Dios, especialmente de aquellos que no están acostumbrados a tener una voz, es en sí mismo un signo de la esperanza que es el enfoque del Año Jubilar.
Muchas personas que se han sentido marginadas por la Iglesia institucional debido a su género, situación económica, país de origen, estado civil, orientación sexual u otras categorías han recuperado la esperanza al ver a los delegados sinodales de todo el mundo sentados juntos y escuchándose unos a otros para oír lo que el Espíritu Santo nos dice sobre el futuro de nuestra Iglesia y sobre cómo vivir mejor la misión que hemos recibido de Cristo en este momento de la historia. Ojalá que la esperanza siga fluyendo de estos encuentros y llegue a todos los miembros de la Iglesia de Dios.