
Queridos amigos de nuestros frailes y ministerios,
¡Saludos de los Frailes Franciscanos de la Provincia de Nuestra Señora de la Consolación!
La belleza del Credo Niceno nos acerca, como frailes franciscanos, al misterio de la Trinidad y la Encarnación de Jesucristo. Nuestro fundador, san Francisco, estaba profundamente arraigado en la tradición bíblica y consideraba el Credo una poderosa expresión de la fe cristiana.
Para San Francisco, el Credo no era solo una declaración de doctrina, sino un canto de alabanza a Dios, haciendo eco del grito del salmista: "¡Bendito sea Dios por siempre!" (Salmo 136). Al rezar el Credo, nos unimos a la Iglesia primitiva para proclamar la gloria de Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y su poder creador y sabiduría, evidentes en la belleza de la creación.
El Credo de Nicea nos recuerda nuestra responsabilidad de proclamar el amor de Dios al mundo, tal como lo hizo San Francisco en su tiempo. Que nuestra vida, como el Credo, sea un canto de alabanza a Dios que lo vea en toda la creación y proclame la belleza de su amor al mundo.
Por favor, frailes, únanse a nosotros en oración para proclamar la Buena Nueva de Jesús a nuestro mundo dividido y fomentar un espíritu de bienvenida para nuestros hermanos y hermanas que se dirigen a una nueva tierra, un lugar de seguridad, paz y bienvenida. ¡Gracias!
“[Que] el Señor os bendiga y os guarde. Que Él te muestre su rostro y tenga misericordia. Que Él vuelva hacia vosotros Su rostro y os dé paz. ¡El Señor os bendiga!” (Bendición de San Francisco al Hermano León)
Sinceramente en Cristo y San Francisco,
Padre John Elmer OFM Conv.
Director Espiritual